El uso de protector solar ha cambiado mucho en los últimos años. Antiguamente, solo se usaba en verano para ir a la playa. No importaba que una persona pasase horas al aire libre a pleno sol. Se olvidaba que lejos del nivel del mar nuestra estrella también puede quemar.
Con el tiempo nos concienciamos más en ese aspecto. Más tarde nos concienciamos con la importancia de usarlo en la cara, para prevenir ya no solo el cáncer. También de los signos de la edad.
Bien, aunque pueda parecer extraño, sí que es cierto. Cada vez hay más estudios que apoyan la necesidad de usar protector solar cuando no nos encontramos al aire libre. Se suele hablar de algunas razones, aunque una de ellas no cuenta con suficiente evidencia científica.
La primera razón reside en el hecho de que normalmente no pasamos 24 horas bajo techo. Solemos entrar y salir, por lo que si nos ponemos el protector solar cuando aún se está en casa no nos podemos olvidar de él al salir.
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El problema de los interiores
Los cristales de las ventanas retienen por completo las radiaciones UVB. Por lo tanto, estamos protegidos del cáncer de piel. No obstante, las UVA sí que pueden atravesarlos. Es por esto por lo que se aconseja usar principalmente protector solar facial cuando nos encontramos en interiores.
Por ejemplo, si trabajamos frente a una ventana por la que entra mucho Sol, este puede ir poco a poco facilitando el envejecimiento de la piel. Lo ideal sería usarlo por todo el cuerpo, pero sobre todo es recomendable en la cara, para prevenir arrugas.
En definitiva, el protector solar no es tan necesario en interiores como en exteriores, eso es lógico. Pero, por si acaso, no está de más poner en la cara una capita con un SPF 30 como mínimo.