Millones de personas en todo el mundo utilizan constantemente sus teléfonos inteligentes para comunicarse con sus allegados, conectarse a sus redes sociales, compartir archivos e incluso hacer negocios, por lo que es habitual que muchos pasen un tiempo considerable del día mirando la pantalla de los dispositivos móviles.
Cada vez son más los teléfonos que implementan una nueva tecnología enfocada en minimizar los dolores de cabeza y fatiga ocular que puede generar el uso constante de los móviles en las personas con fotosensibilidad, al ajustar finamente el brillo de las pantallas.
La modulación de ancho de pulso (PWM), funciona a través de la rápida activación y desactivación de la luz del panel alternando los estados de encendido/apagado, una función esencial en ambientes con variabilidad lumínica.
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Se puede entender a esta modulación como un ajuste el brillo mediante la alternancia de ciclos de luz y oscuridad a frecuencias imperceptibles para el ojo humano, reduciendo potencialmente el cansancio ocular.
Esta metodología se basa en controlar la cantidad de tiempo que la luz permanece encendida durante cada ciclo de parpadeo, logrando así variar la intensidad de la iluminación sin cambiar la fuente de alimentación.
Tal procedimiento es fundamental tanto en pantallas LCD como OLED, donde en las primeras ajusta la retroiluminación y en las segundas manipula individualmente cada píxel.
Además, se busca que la frecuencia de la atenuación esté por encima de los 200 Hz para minimizar el riesgo de molestias visuales, siendo ideal una atenuación de al menos 240 Hz en smartphones y dispositivos similares.