La mayoría de las personas piensan que parpadear es la versión de los limpiaparabrisas para los ojos, que limpian el ojo de los escombros y quizá también lo lubrican.
Pero parpadear es mucho más que eso, informan los investigadores que también ayuda al cerebro a procesar lo que está viendo.
Los científicos ya saben desde hace mucho tiempo que las personas parpadean con mucha más frecuencia de la necesaria solo para humedecer el ojo.
Investigando más a fondo, se rastreó los movimientos oculares de las personas que miraban diferentes tipos de estímulos.
Combinaron esos datos con modelos computarizados y encontraron que parpadear mejora la capacidad de una persona de rastrear patrones grandes que cambian gradualmente en un campo visual.
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El parpadeo lo hace alterando los patrones de luz a medida que golpean y estimulan la retina del ojo, crea un tipo diferente de señalización visual que la que ocurriría si los ojos simplemente permanecieran abiertos en todo momento, explicaron los investigadores.
Entonces, contrariamente a la suposición común, los parpadeos mejoran, en lugar de interrumpir, el procesamiento visual, compensando ampliamente la pérdida en la exposición a los estímulos.
Según hallazgos, cuando las personas huelen o tocan algo, los movimientos corporales que ocurren durante estos encuentros ayudan al cerebro a comprender el espacio que los rodea.
El parpadeo es otra forma de movimiento que ayuda a crear el panorama general de lo que se está viendo.
Dado que la información espacial es explícita en la imagen de la retina, se creía que la percepción visual era diferente, los resultados sugieren que esta visión es incompleta y que la visión se parece a otras modalidades sensoriales más de lo que comúnmente se supone.