La Semana Santa es la última fase de la Cuaresma, y representa la muerte, pasión y resurrección de Cristo. Durante esta festividad religiosa, los feligreses siguen ciertas tradiciones que siguen vigentes en algunas culturas. Las tradiciones han ido evolucionando, pues antes eran mucho más estrictas.
La restricción más conocida es la de la alimentación en los días de Semana Santa. Hace siglos, la Iglesia promovía la abstinencia total, pero luego permitió una comida fuerte al día. Actualmente, solo se evita comer carne, pues representa el cuerpo de Cristo y sería una ofensa hacerlo en el Viernes Santo o el Miércoles de Ceniza.
Sin embargo, hay más ‘normas’ que se deben cumplir en Semana Santa, según el Código de Derecho Canónico. Dependiendo de las circunstancias o devoción de cada creyente, se cumplen en mayor o menor medida.
La Semana Santa era un periodo especialmente expuesto a las restricciones. Esto se debía a ciertos dogmas impuestos por la Iglesia católica, pero también y sobre todo a ciertas creencias populares relacionadas con varios aspectos de la vida cotidiana.
Hoy podemos recordarlos con curiosidad y observar que muchos de estos mitos subsisten de alguna manera (aunque sean por medio de cuentos insólitos o anécdotas divertidas).
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Esto es lo que no se debe hacer en esos días:
- No comer carne.
- No tener relaciones íntimas.
- No hacer tareas domésticas en el hogar.
- No jugar juegos de azar.
- No comer chocolate ni beber alcohol.
- No asistir a fiestas.
- No bañarse en un río.
- No vestirse de rojo.
Esto es lo que sí puedes hacer en Semana Santa:
- Ver películas religiosas.
- Visitar lugares sagrados.
- Pasar tiempo en familia.
- Rezar y reflexionar.
- Se permite comer pollo, pescado o atún