Los migrantes que cruzan la frontera de México afrontan nuevos riesgos porque Estados Unidos ha comenzado a descargar en el río Bravo el agua que le corresponde a México por tratado.
El tratado bilateral de aguas, firmado en 1944 establece que Estados Unidos entregará a México a través del río Bravo agua proveniente de las presas estadounidenses de El Caballo y El Elefante, en el sur de Nuevo México.
Los migrantes usan garrafones vacíos como flotadores en el río, mientras que otros cargan a sus hijos en hombros con una cuerda hecha de trapos como única medida de seguridad.
El peligro aumenta aun más por el cerco con alambre de púas y navajas de ahora 3 metros de altura que el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, rechaza quitar pese a una orden de la Suprema Corte de Estados Unidos.
El Gobierno de México denunció que esto aumenta el riesgo de que migrantes se lastimen o mueran al cruzar, como ocurrió el 14 de enero con una mujer mexicana y sus dos hijos que se ahogaron en Piedras Negras.
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Ahora, con la crecida del río Bravo, el espacio de tierra entre el río y la alambrada de navajas se ha reducido a menos de un metro.
Luego de que atraviesan el afluente, los migrantes quedan atrapados entre la corriente y las navajas a la espera de pasar la cerca y esquivar a la Guardia Nacional de Texas.
México ha reportado una subida de cerca del 77% en la migración irregular en 2023, con más de 782 mil extranjeros indocumentados detectados.
Además, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) declaró en septiembre pasado a la frontera entre México y Estados Unidos como «la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo», con más de 686 migrantes fallecidos o desaparecidos en 2022.