La dieta mediterránea es la reina indiscutida de los planes de alimentación y es reconocida por sus beneficios para el sistema cardiovascular, la salud cognitiva y por ser un régimen con ingredientes “reales” como frutas, verduras, pescados y aceite de oliva, que son sabrosos y efectivos para controlar el peso corporal.
Ahora, nuevas investigaciones mostraron las bondades de la dieta atlántica, una variación de la mediterránea, que incorpora más almidones, lácteos, mariscos y cortes magros de carne.
de síndrome metabólico, un grupo de afecciones que aumentan la probabilidad de desarrollar de enfermedades cardíacas y diabetes. El hallazgo se basó en la observación del comportamiento alimentario de 250 familias (574 adultos) durante seis meses.
La doctora Mar Calvo Malvar, especialista en Análisis Clínicos en el Hospital Universitario de Santiago de Compostela en España, y coordinadora del Grupo Clínico del Estudio GALIAT (Galicia Dieta Atlántica), un ensayo clínico de intervención nutricional, controlado y aleatorizado sobre el impacto de este plan de alimentación.
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Hace casi cinco años atrás, cuando comenzaron las investigaciones sobre los beneficios de la dieta atlántica, Malvar había declarado: “Demostramos que podemos comer sano, rápido y barato con la dieta de nuestros abuelos”.
¿Qué es la dieta atlántica?
“La dieta atlántica tiene sus orígenes en los alimentos tradicionalmente consumidos por los pueblos celtas que habitaban el Arco Atlántico Europeo, que incluye regiones como el norte de España, el norte de Portugal, Irlanda, Escocia, Gales, el sur de Inglaterra, la Isla de Man y la región francesa de Bretaña.
Actualmente, solo el norte de España y Portugal han mantenido este patrón alimenticio, mientras que el resto de las regiones han adoptado patrones diferentes”, describió la doctora Malvar.
La investigadora enumeró los ingredientes recomendados. Esta dieta se caracteriza por un consumo elevado de alimentos frescos, de temporada y de origen local, como verduras, frutas, papas, pan integral y cereales integrales, frutos secos, especialmente castañas, legumbres y miel, pescado, moluscos y crustáceos, leche y queso. Y se caracteriza por un consumo moderado de carne (principalmente carne de ternera, y cerdo) y huevos.
El aceite de oliva es la principal fuente de grasa para cocinar y para sazonar o como aliño. El consumo de vino es moderado y se lo reserva para acompañar algunas de las comidas.
“En la dieta atlántica se utilizan técnicas culinarias sencillas, entre las que se destaca la cocción por vapor o al horno, el hervido, asar a la parrilla y el guisado. Se trata, en general, de preparaciones que alteran menos la composición nutricional de los alimentos en comparación con la fritura”, apuntó la especialista.
Este plan del norte de España y Portugal recomienda de tres a cuatro porciones semanales de mariscos y carnes magras, una variedad de verduras de temporada, frutas, cereales integrales, frijoles y aceite de oliva. Por los alimentos que incluye, brinda un abundante aporte de ácidos grasos omega-3, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes, componentes esenciales para mantener la salud cardiaca.
La dieta atlántica mejora la salud metabólica
Malvar, quien además se desempeña como docente en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, señaló que este estudio mostró “que los participantes en el grupo de intervención con dieta atlántica tuvieron un menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico que los participantes del grupo control”.
El síndrome metabólico es un grupo de afecciones que, en conjunto, aumentan el riesgo de sufrir cardiopatía coronaria, diabetes, accidente cerebrovascular (ACV), y otros problemas de salud graves. La Federación Internacional de Diabetes (DFW, por sus siglas en inglés) lo define como el conjunto de alteraciones metabólicas constituido por la obesidad de distribución central, la disminución de las concentraciones del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (CHDL), la elevación de las concentraciones de triglicéridos, el aumento de la presión arterial (PA) y la hiperglucemia.
La investigación fue realizada en el Centro de Atención Primaria A Estrada
Un pueblo rural de 20,000 habitantes del noroeste de España, e involucró a 250 familias (574 adultos) de la población general. La edad media de los participantes fue de 47 años.
El estudio encontró que aquellos que seguían la dieta atlántica tenían aproximadamente un 42% menos de probabilidades de presentar un componente adicional del síndrome metabólico.
El estudio subrayó los beneficios en la reducción de factores de riesgo asociados con el síndrome metabólico, lo que incluye altos niveles de colesterol LDL y mejor control de peso, aspectos claves para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
“Hasta la fecha, no se había realizado ningún ensayo clínico para evaluar los efectos de una dieta tradicional, como la dieta atlántica, desde una doble perspectiva de la salud humana y ambiental. Abordamos dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas al examinar si una intervención basada en una dieta coherente con el patrimonio cultural y gastronómico de Galicia, podría reducir la incidencia del síndrome metabólico y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el consumo de alimentos”, agregó la experta.