Tener una meta realista no es tan sencillo como parece. Requiere tiempo y paciencia. Prepararse para conseguirlo es importante.
CURIOSIDADES.-A veces las personas hacen largas listas de metas y se esfuerzan por lograrlas, pero luego se olvidan de ella o se abandonan ¿Por qué cuando alguien desea mejorar a veces simplemente no logra perseverar en las metas que establece? Es por una sencilla razón y es que todo lo determina el hecho de cuán realistas sean estas metas y cuánto trabajo uno esté dispuesto a realizar.
Por ello, si uno tiene un objetivo en la cabeza establecer metas es un paso crucial para lograr el éxito en cualquier ámbito de la vida. Sin embargo, para lograr el éxito, es importante no solo establecer metas, sino también asegurarse de que sean realistas y alcanzables.
Al establecer metas que impulsan hacia la autorrealización y el crecimiento personal, se está cumpliendo también con necesidades que todos los seres humanos tienen en mayor o menor medida. También contribuye a sentirse una persona productiva, con la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones y a poner en práctica las habilidades para resolver problemas. Sin embargo, en más de una ocasión todo el mundo empieza un proyecto demasiado ambicioso o se propone un cambio radical en alguna característica que se quiera pulir o una conducta que disgusta, sin realmente pararse a pensar por un momento cómo se quiere lograr y si es asequible el cambio. Si bien es cierto que el trabajo de todos los días es lo que hará crecer y ser mejores personas, cambiar por completo de un día para otro y trabajar todas aquellas áreas en las que se necesita mejorar, es poco viable.
¿Por qué se pierde la motivación?
- Querer abarcar demasiado al mismo tiempo: De por sí se suelen tener horarios bastante apretados, entre el estudio, el trabajo, la vida social, el ejercicio… queda poco tiempo para hacer cambios radicales espontáneos. Muchas veces se quiere mejorar o cambiar áreas de la vida que están relacionadas con hábitos o patrones muy arraigados en la personalidad. O se quiere hacer un cambio que afectará la rutina diaria. Establecer metas ambiciosas es importante, pero para llevarlas a cabo se necesita implicar recursos, tiempo y energía extras, sobre todo al principio. Es por esta razón que es mejor empezar poco a poco, plantear metas realistas y aceptar que siempre habrá áreas que mejorar.
- Falta de planificación: En muchas ocasiones uno establece metas sin plantearse realmente todo lo que involucra o cómo se va a lograr. Lo primero que hay que hacer es parar por un momento y desarrollar un plan de acción.
- Establecer metas por los motivos equivocados: Cambiar por otra persona, porque es «lo que toca» para el momento vital y el tiempo se te echa encima, porque todo el mundo lo está haciendo, etc. Estas motivaciones son externas a la persona. Para garantizar el éxito de la meta que uno se ha marcado los objetivos y logros que se quieren alcanzar tienen que significar algo para un mismo. Establecer una meta tiene que partir de la base de que conseguirla tendrá un impacto positivo en la vida de quien se la plantea.
- Falta de autoconocimiento: Todas las personas son diferentes y es vital conocerse a uno mismo para poder así establecer objetivos que vayan acordes con el estilo de vida, tiempo y capacidades. Es importante saber de dónde se parte y conocer con qué habilidades se cuentan y cuáles habrá que desarrollar para lograr lo que se quiere. Partir de este autoconocimiento y reflexión previos, nos ayudará a planificar bien la estrategia a seguir para alcanzar nuestras metas.
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Consejos para cumplir las metas
- Metas específicas y realistas. La meta debe ser específica y medible, lo que significa que se debe tener una idea clara de lo que se quiere lograr y cómo se va a medir el éxito. Por ejemplo, si la meta es mejorar las habilidades de escritura, se debe definir qué se quiere lograr, como escribir un artículo, un ensayo o un libro, y cómo se medirá el éxito, como la calidad de la escritura, el número de palabras escritas o la cantidad de tiempo dedicado a la escritura.
- Una vez que se ha establecido la meta, es importante planificar cuidadosamente el camino hacia el éxito. Esto implica establecer metas más pequeñas o hitos que ayuden a medir el progreso y mantener la motivación. Por ejemplo, si la meta es escribir un libro, se puede establecer hitos como escribir un capítulo cada dos semanas o revisar una sección cada semana.
- Tiempo parar lograr el hábito. Probablemente, tomará un par de meses antes de que un cambio como levantarse media hora antes para hacer ejercicio se convierta en parte de la vida. Eso se debe a que el cerebro necesita tiempo para acostumbrarse a la idea de que el nuevo hábito es parte de la rutina regular.
- Repetir una meta. Expresar la meta en voz alta cada mañana para recordarse a uno mismo lo que quiere y para qué se está trabajando, también sirve escribirlo. Cada vez que uno recuerda su meta, está entrenando al cerebro a que lo haga posible.
- Complacer a otras personas no funciona. La clave para hacer que un cambio sea permanente es encontrar el deseo de que esto ocurra dentro de uno mismo, por tanto, se tiene que hacer porque realmente uno lo quiere, no porque un amigo, amiga, entrenador, padre u otra persona quiere ser complacida.
- Los impedimentos no significan fracasos. Las equivocaciones son parte del proceso de aprendizaje a medida a que se entrena al cerebro a pensar de una nueva forma. Puede que tome varios intentos alcanzar la meta, pero eso no importa, es normal equivocarse o rendirse algunas veces cuando uno intenta hacer un cambio.
REDACCIÓN: ÁNGELES OCHOA