Resulta confuso el conocer que en algunas circunstancias nos guste pasar miedo, ya que es un proceso emocional que nos avisa de una amenaza.
Curiosidades. Es extraño de que en algunas circunstancias nos guste pasar miedo, esto se puede ver cuando en una película de terror disfrutamos algo que en principio nos ha atemorizado.
El miedo es un proceso emocional que nos avisa de una amenaza, de algo que pone en riesgo nuestra integridad física o psíquica. Por lo tanto, la experiencia debería ser de todo menos regocijante.
Para entender este fenómeno, debemos empezar concibiendo las emociones como un sistema de alarma que nos avisa que algo importante está ocurriendo. Algo relevante por ser bueno para nosotros o por amenazarnos de alguna forma.
Hay, por lo tanto, dos tipos de emociones. En primer lugar, tenemos las de tono hedónico positivo, que son las que nos resultan agradables; En segundo lugar, están las emociones de tono hedónico negativo, que son las desagradables. No queremos que se repitan y nos llevan a alejarnos lo más posible de ellas. No nos gusta estar al lado de una persona violenta que nos mira mal y nos revuelve el cuerpo.
LEE: Conoce la razón por la cual los perros ladran a los vehículos y motocicletas
ADEMÁS: ¡Conoce 9 de las más deliciosas comidas típicas de Honduras!
RELACIÓN ENTRE CADA EMOCIÓN
Las emociones positivas y negativas se regulan entre sí. Es decir, después de la alegría de encontrarme con un amigo que hacía mucho tiempo que no veíamos, al separarnos nos queda la tristeza de no saber cuánto tardaremos en encontrarnos de nuevo.
La emoción positiva es sustituida por la negativa, que desactiva la anterior y nos permite regresar a una situación emocionalmente neutra con rapidez; en cambio el miedo se torna en alivio cuando vemos que lo que nos da miedo se aleja.
Esta paradoja que convierte las emociones de tono hedónico positivo en negativo y al contrario se denomina técnicamente proceso oponente. Es el principal responsable de la regulación de las emociones que conocemos como primarias, es decir, aquellas producidas por algo externo a nosotros, como ver a un amigo o la aparición de un perro mal encarado.
La llamada transferencia de la excitación formula que, si una persona se ha activado en un contexto emocional primario y al poco rato se encuentra en el contexto oponente, este provocará una segunda emoción, que tendrá la intensidad de la primera más la de esa segunda activación; algo así como si los restos de la activación que ha producido la primera emoción se suman a la que produce la segunda.
REDACCIÓN: ALYSSON AGUILAR
TE PUEDE INTERESAR: Conoce las cinco peores cárceles del mundo