Otra de las razones para llevar a la cancelación de la misma fue la incomodidad presentada por las empresas patrocinadoras que manifestaron no querer ser parte de una crisis sanitaria.
Brasil.- El alcalde, de Río de Janeiro, Eduardo Paes, manifestó que la ciudad no tendrá el carnaval callejero ante el avance de la variante del Covid-19, ómicron, por segundo año consecutivo.
El anuncio fue durante una reunión con representantes de los «blocos», las comparsas callejeras, que desde hace días reclamaban una posición definitiva sobre la fiesta. Finalmente no ha habido manera.
El aumento de casos provocado por ómicron (que está empezando su andadura en Brasil) desaconseja pensar en aglomeraciones. El ‘carnaval de rua’ de Río reúne en pocos días a más de 450 blocos, algunos de los cuales llegan a arrastrar a varios millones de personas por las calles.
Además, Paes asumió que el carnaval de calle, por su propia naturaleza y por su aspecto democrático, «no permite hacer ningún tipo de control», por lo que no ve condiciones de que se pueda celebrar con los datos epidemiológicos que habrá dentro de unas semanas.
De igual manera, la fiesta exige una meticulosa preparación por parte de las autoridades para garantizar la seguridad y la limpieza. La decisión no podía tomarse en el último minuto, en parte porque muchos blocos ya iban a empezar a desfilar en enero, a pesar de que el carnaval oficial es del 25 de febrero al 1 de marzo, señaló Paes.
Cabe mencionar, que otra de las razones para llevar a la cancelación de la misma fue la incomodidad presentada por las empresas patrocinadoras que manifestaron no querer ser parte de una crisis sanitaria.
En este sentido, la presidenta de Sebastiana, asociación que representa a 11 de los principales bloques de la ciudad, Rita Fernández, aseveró que la situación epidemiológica imposibilita los desfiles, debido que se pone en riesgo la vida de los juerguistas.
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EL SAMBÓDROMO CONTINÚA
A pesar de la cancelación del carnaval de calle, la principal postal internacional del carnaval carioca sigue en pie. Los desfiles de las escuelas de samba en el Sambódromo, con sus enormes carrozas y sus espectaculares disfraces, no se han cancelado.
De hecho, las escuelas de samba siguen con sus ensayos a todo vapor. Las autoridades confían en que puedan celebrarse porque allí sí es más factible hacer controles. Por el Sambódromo pasan cada noche más de 70 mil espectadores, pero todos pagan entrada y se sientan en una grada.
Río no es la primera ciudad brasileña en cancelar el carnaval. La otra gran capital de la fiesta, Salvador, ya renunció a los festejos de Momo. Los principales blocos de Recife y Olinda tampoco van a desfilar, a falta de una decisión definitiva de las autoridades.
En São Paulo, que a día de hoy organiza el mayor carnaval del país, el ayuntamiento aún no ha dicho la última palabra, pero todo indica que seguirá los pasos de Río.
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