Desde su creación en el 2011 el “tasón” ha recaudado más de 20 mil millones de lempiras que serían destinados al combate de la corrupción, lamentablemente las cifras de violencia se acrecientan día con día.
Tegucigalpa. El Comité Técnico del Fideicomiso para la Administración del Fondo de Protección y Seguridad Poblacional, más conocido como Tasa de Seguridad, se volvió un negocio redondo para el estado de Honduras y sus allegados ante el evidente despilfarro en gastos innecesarios e irreverentes, dejando de lado el fin primordial de la recaudación.
A la fecha el fondo adeuda más de 4,000 millones de lempiras, a pesar de contar con cantidades nutridas de recursos aportados por diversos sectores, sus balances son deficitarios y administrados con discrecionalidad.
Es importante señalar que estos ingresos son captados a través del sistema bancario nacional y son ejecutados por la Secretaría de Seguridad, pero no se ha mostrado transparencia o rendición de cuentas sobre la forma en que se canalizan o “invierten” estos recursos.
Asimismo, el Gobierno de turno se blindó amparado en la “Ley de Secretos” que fue aprobada cuando el actual presidente ostentaba la dirección del hemiciclo legislativo en los años de 2010 a 2014.
La tasa de seguridad no solo está blindada por la ley de secretos, sino que también es protegida por un fallo de la sala constitucional que amparó al Estado para que nadie sepa en qué se gastan los fondos públicos alegando razones de seguridad nacional, representando un duro golpe para el acceso a la información pública.
DESPILFARRO MILLONARIO
En el último informe presentado en el sitio oficial se detalla que, entre 2021 y 2020, fueron desembolsados 19,400 millones de lempiras para apoyar las funciones de las Secretarías de Seguridad, Defensa, Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público (MP), alcaldías y los programas de prevención.
En el portal solo aparecen algunos programas desarrollados, pero no se especifican montos, contratistas, e informes de calidad en los insumos y obras adquiridas.
Diferentes sectores de la sociedad hondureña han denunciado un derroche indiscriminado de recursos, en gastos absurdos como pago de bandas marciales y equipo para las mismas, de igual forma, en pleno apogeo de la pandemia el Gobierno central desembolsó más de 700 millones de lempiras de este fondo para la compra de vehículos de lujo.
También, el alquiler de patrullas policiales, creación de batallones para la Policía Militar del Orden Público (PMOP) y su mantenimiento, asimismo se desembolsó efectivo para contratación de personal, compra de vehículos, armas y logística.
Agregado a esto se constató el desembolso de 180 millones de lempiras para la construcción del centro penal de La Acequia, Quimistán, Santa Bárbara, sin embargo el recinto se encuentra en total abandono por parte de las autoridades.
REALIDAD NACIONAL
El país vive una situación de extrema convulsión, pobreza, inseguridad, altos niveles de desempleo y problemas estructurales, la virtual presidente electa a la presidencia y la primera mujer en obtener el mandato constitucional de la República, Xiomara Castro, señaló que eliminará esta recaudación debido a que nos deja mayor perdida que beneficio a la población hondureña.
La cacería de venden patrias y abusadores de poder iniciará de mano de un Gobierno de cambio y del pueblo, Castro, expresó que ejercerá su labor ubicando como misión principal el bienestar común, sin sectorizar o ser partidaria.
Expertos, concuerdan que lo ideal sería destinar este aporte al fortalecimiento de educación para mejorar los indicadores de desarrollo y potenciar una mejor base de crianza, respeto, y fomento del cuidado del núcleo familiar.
La conclusión general nos demuestra que a lo largo de los últimos años, destinar los fondos para las secretarías de Defensa y Seguridad, ha significado una cuantiosa pérdida o gasto, porque ambas instituciones no han dado los frutos o resultados que el pueblo añora.
Como población hondureña únicamente nos quedará exigir un cambio y el esclarecimiento de los monumentos a la corrupción e impunidad que hemos visto pasar y desfilar por las principales instituciones de Gobierno.
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