El próximo 8 de abril ocurrirá un eclipse solar, el sol se oscurecerá por completo en un largo y amplio pasillo que recorrerá México, Estados Unidos y Canadá.
Además, el eclipse podrá verse de forma parcial en toda Norte y Centroamérica, en muchas regiones del océano Pacífico y, además, el océano Atlántico y la parte más occidental de Europa y África.
Y no será un eclipse normal, debido a que no solo ocurrirá sobre millones de personas, sino que la Luna estará muy cerca de su perigeo; el Sol, muy cerca de su pico de actividad y la expectación, alcanzando cotas no vistas desde hace años.
Eso lo hace especialmente peligroso y es que el sol y los ojos tienen una relación complicada, mirar un eclipse solar nunca es tan sencillo como apuntar a nuestra querida y estrella y disfrutar de las vistas.
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La luz del sol es peligrosa, la concentración de intensidad de los rayos ultravioleta o infrarrojos que provienen de él pueden dañar o incluso destruir las células de la retina, y sin esas células, no hay información visual que llevar al cerebro.
La evolución nos ha preparado todo un conjunto de señales para evitar que nos quedemos ciegos mirándolo, durante el día, la luminosidad impide que hagamos un contacto directo con él, sin embargo, durante los eclipses de sol, puede parecer que no hay problema.
Pérdida de visión central, visión distorsionada o visión de color alterada, esos síntomas, ocasionados por el daño fotoquímico de la retina, suelen ser los más comunes que aparecen después de mirar al sol sin una protección adecuada.
Es importante tenerlo en mente porque todo esto puede empezar a notarse horas después del evento, en caso de que notemos algo, lo mejor es ir directamente al médico.