Los niños son más propensos a mentir a sus padres si sus padres les han estado mintiendo, incluso con mentiras “piadosas” positivas, muestra un estudio reciente.
Pero los investigadores encontraron una diferencia entre alentar las mentiras piadosas y las mentiras instrumentales que involucran amenazas o promesas falsas.
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Cualquier tipo de mentira instrumental ” Pórtate bien o llamaré a la policía” o “Termina tu tarea y nos iremos a Disneylandia” aumentaba la probabilidad de que un niño mintiera a sus padres.
Pero las mentiras piadosas solo afectaban a los niños si sabían que sus padres no decían la verdad, encontraron los investigadores.
“Esto sugiere que la forma en que los niños desarrollan conductas mentirosas podría depender de la forma en que entienden y procesan los distintos tipos de mentiras que se les dicen”.
En un estudio participaron 564 parejas de padres e hijos, con niños de 11 y 12 años. Los investigadores eligieron esta edad porque es el momento en que los conceptos de los niños sobre la mentira se vuelven más sofisticados.
Los padres respondieron a un cuestionario sobre las mentiras instrumentales y piadosas, señalando cuándo habían dicho algo similar a sus hijos. Un ejemplo de una mentira piadosa es decirle a un niño “¡Buen trabajo!”, incluso cuando no es cierto, para promover emociones positivas.
Mentiras en los niños
Por separado, se les preguntó a los niños si les habían dicho mentiras similares.
Tanto a los padres como al niño se les entregó un segundo cuestionario sobre el comportamiento del niño. A los niños se les preguntó con qué frecuencia mentían a sus padres, y se les preguntó a los padres con qué frecuencia sus hijos les mentían.
Podrían estar aprendiendo que tales mentiras son efectivas para lograr un objetivo, lo que los hace más propensos a mentir.
Pero estas mentiras instrumentales también podrían provocar sentimientos negativos porque son de naturaleza coercitiva, tensando la relación entre padres e hijos y haciendo que el niño sea más propenso a mentir por resentimiento, añadieron los investigadores.
Los estudios futuros podrían basarse en este hallazgo para observar más profundamente cómo los niños interpretan las mentiras de los padres, y cómo las diferentes mentiras afectan al desarrollo social y emocional de los niños, planteó.