La procrastinación es una de las causas que sufren muchas personas cada que evitan realizar una determinada acción y la cambian por otra menos importante.
La profesora Sirois declaraba que: “La procrastinación tiene que ver con la autorregulación emocional y, en particular, con la incapacidad de manejar los estados de ánimo negativos en torno a una determinada tarea. Por lo general, no postergamos las cosas divertidas, dijo. Procrastinamos en tareas que consideramos “difíciles, desagradables, aversivas o simplemente aburridas o estresantes”.
Según psicólogos, alrededor del 20% de la población adulta son procrastinadores crónicos.
Los siguientes consejos son para evitar la procrastinación:
Practica la autocompasión: Pese a que se puede llegar a pensar que se procrastina por pereza, los procrastinadores tienden a ser muy duros consigo mismos y acostumbran a sentirse culpables por decepcionar a los demás o se avergüenzan de su lentitud para afrontar las tareas.
Decirse a sí mismos “no soy la primera persona en posponer las cosas y no seré la última”, en lugar de atormentarse por algo que ya es inevitable.
Al contrario de lo que pueda parecer, el uso de esta técnica de neurolingüística consigue mejorar la motivación para cambiar el hábito.
Encuentra un porqué: Cuando una fría línea de texto en la lista de tareas no consigue motivarte a iniciarla, lo mejor es acompañarla dejando por escrito junto a ella cuales son los motivos por los que debes llevarla a cabo.
Olvida el árbol, corta las ramas: El profesor Ferrari afirma que uno de los motivos por los que las personas procrastinadoras no afrontan las tareas de forma inmediata, es porque se sienten abrumadas por tareas muy amplias y tediosas que se asumen como inabarcables.
Por ello, su consejo es dividirlas en otras tareas secundarias más pequeñas. “Si no puedes talar el árbol completo, corta primero las ramas”.
Prioriza las tareas: Las personas con tendencia a la procrastinación acostumbran a dejar para el final las tareas más tediosas o desagradables, sin tener en cuenta su prioridad.
Se aconseja intercalar las tareas aburridas con las que te motiven un poco más para que el trabajo no se convierta en una tortura tras otra.
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Trampas para evitar realizar las tareas
Las distracciones no ayudan: Es imprescindible que el entorno de trabajo esté libre de distracciones y estímulos.
Hay procurar mantenerse lo más aislado posible, sin notificaciones en el móvil, ni personas interrumpiendo o mascotas reclamando tu atención.
La trampa de la limpieza procrastinadora: El punto anterior es un caldo de cultivo para una trampa cognitiva llamada limpieza procrastinadora, que utiliza el principio de trabajar en un entorno ordenado y libre de distracciones para entrar en una espiral de limpieza que termina por no dejarte tiempo de completar tus tareas.
Todo sacrificio tiene su recompensa: Aplicar el Principio de Premack para premiar la finalización de tareas predispone a las personas a afrontarlas y completarlas.
Este condicionamiento psicológico permite que algo que alguien quiere hacer, se convierte en recompensa por algo que no quiere hacer.
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