Cuando el cerebro está sometido a un trabajo intenso produce un agotamiento físico que tiene como consecuencia un duro trabajo mental, según investigaciones de científicos.
Esta es la explicación científica de por qué no solo el duro trabajo físico agota, sino que sentarse a pensar mucho durante horas también provoca cansancio.
Pessiglione y sus colegas del estudio, dirigido por Antonius Wiehler, querían comprender qué es realmente la fatiga mental, ante las sospechas de que el motivo tenía que ver con la necesidad de reciclar sustancias potencialmente tóxicas que surgen de la actividad neuronal.
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Para sus investigaciones utilizaron espectroscopía de resonancia magnética (MRS) para monitorear la química cerebral en el transcurso de un día laboral y observaron dos grupos de personas: los que necesitaban pensar mucho y los que tenían tareas cognitivas relativamente más fáciles.
Vieron signos de fatiga, incluida una menor dilatación de las pupilas, solo en el grupo que realizaba un trabajo mental duro.
Además, observaron que tras el duro trabajo mental optaban por cambiar hacia acciones que proponían recompensas en poco tiempo y con poco esfuerzo.
Como también, el control sobre las decisiones se altera y se es más propenso a realizar acciones de bajo costo que no requieren esfuerzo.
Según explicó Pessiglione, no hay una manera de evitar esto, y la única receta es descansar y dormir.
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