Sigue el decomiso de potentes arsenales en los operativos de la PMOP en aras de recuperar la gobernabilidad de las penitenciarías hondureñas.
NACIONALES.– Con el objetivo de recuperar la gobernabilidad en las penitenciarías hondureñas la Policía Militar de Orden Público (PMOP) ha realizado operativos en las distintas granjas penales en el país bajo el marco de Operación «Fe y Esperanza».
El operativo de este jueves, 29 de junio, en el penal de Siria en El Porvenir, Francisco Morazán, también deja importantes decomisos de objetos prohibidos, informó la Policía Militar del Orden Público.
Las acciones de inspección en la penitenciaría, dejaron el decomiso de 2 mil 600 lempiras, un fusil AK-47, una arma de fuego tipo fusil de asalto, un arma de fuego tipo escopeta 12 mm, un arma de fuego marca uzi 9mm, cuatro armas de fuego tipo 9 mm, un arma de fuego calibre 40mm, un arma de fuego calibre 38 mm y dos armas de juguete tipo pistola.
Además, se encontraron 153 bolsitas conteniendo supuesta marihuana, dos cargadores para AK-47, dos cargadores para fusil AR-15, nueve cargadores de pistola 9 mm, un cargador de pistola 40 mm, tres granadas de gas, 50 cartuchos sin percutir calibre 12 mm, 48 cartuchos sin percutir calibre 7.62 mm, seis cartuchos sin percutir calibre 38, 650 cartuchos sin percutir calibre 40 mm, 300 cartuchos sin percutir calibre 9 mm, cinco teléfonos táctiles en mal estado, cuatro radios de comunicación, un router, dos gorros pasa montañas, 13 relojes de mano, cuatro plantas de marihuana y una macetera conteniendo una planta de supuesta marihuana.
¡UN ARSENAL!
Imágenes de armas, balas, municiones y bolsas con supuesta droga encuentran en la cárcel de Siria en El Porvernir. pic.twitter.com/bISita3HxC
— Radio Cadena Voces (@RCVHonduras) June 29, 2023
El Pozo
En el centro penal de Ilama, Santa Bárbara también se realizaron intervenciones, en esta penitenciaría fueron decomisadas armas y municiones.
Entre lo incautado destaca: una arma de fuego, dos lápices pistola, munición para armas de fuego de diferente calibre, cargadores para armas de fuego, celulares, 60 armas corto punzantes y televisores.
Las operaciones de requisa continúan en ambos establecimientos.
La tragedia carcelaria que cobró la vida de 46 privadas de libertad el pasado 20 de junio en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), obligó al gobierno a replantear las estrategias para recobrar la gobernabilidad en los presidios hondureños calificados como “escuelas del crimen”.
Previo a la cruenta masacre de reclusas en Támara, se había declarado emergencia en el sistema penitenciario a raíz de balaceras múltiples en las principales cuatro cárceles hondureñas. La designada para llevar a cabo la intervención fue Julissa Villanueva, quien a lo largo de 70 días tuvo un desempeño deficiente, según señalan los expertos, esto se acompañó con una decena de sucesos violentos en el interior de las ergástulas carcelarias.
Ante la gravedad de los acontecimientos la medida gubernamental más significativa fue asignar el control de los recintos carcelarios a las Fuerzas Armadas, a través de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), un cuerpo élite creado en la administración gubernamental anterior y que incluso fue calificado como la oposición de aquel entonces -pero que hoy gobierna el país- como la guardia pretoriana de Hernández.