Centenares de especies de conchas marinas y anémonas ven en los desechos plásticos un buen medio de transporte y un lugar acogedor para sobrevivir.
INTERNACIONAL.– La cantidad de desechos plásticos que flotan en la superficie del Pacífico son una desagradable imagen, salvo para centenares de especies de conchas marinas y anémonas, que ven allí un lugar acogedor y un buen medio de transporte, revela un estudio publicado el lunes, 17 de abril.
Situado en el noreste del océano Pacífico, y descubierto en 1997, el “continente plástico”, también denominado “Gran zona de basuras del Pacífico” (Great Pacific Garbage Patch, GPGP), está conformado de un inmenso espacio de desechos (bolsas, botellas, empaques, redes de pesca abandonadas y micropartículas degradadas) que se aglutinan en varias zonas, bajo el efecto de torbellinos gigantes formados por las corrientes marinas. Su tamaño total es calculado en 1,6 millones de km2 o sea más que Perú y Ecuador juntos.
“Es probablemente uno de los ambientes menos conocidos, la superficie del mar”, dice Martin Thiel, biólogo marino de la Universidad Católica del Norte de Chile, “Es una comunidad muy, muy particular que ahora estamos perturbando a gran escala”, afirmó.
La zona de basuras flotantes interesa a los científicos desde hace años, y algunos ya mostraron que puede ser nociva para algunas especies como peces, tortugas e inclusive algunos mamíferos marinos que resultan atrapados ahí y a veces se asfixian.
Pero para otros organismos, esas zonas pueden convertirse en una oportunidad, afirma un estudio publicado en Nature Ecology and Evolution.
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— Radio Cadena Voces (@RCVHonduras) April 18, 2023
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Los investigadores estadounidenses extrajeron muestras de desperdicios en el noreste del Pacífico, entre California y Hawai, y encontraron 37 tipos de invertebrados originarios principalmente de países como Japón, del otro lado del océano.
Más de dos terceras partes de los objetos examinados contenían especies costeras, especialmente crustáceos, anémonas de mar y espumas denominadas briozoarios. Estas criaturas pueden propagarse rápidamente alimentándose de capas de mucosidad formadas por las bacterias y las algas sobre plásticos flotantes, muestra el estudio.
En 2012, desechos plásticos “habitados” fueron hallados en las costas norteamericanas, dispersados por el tsunami de 2011 en aguas del noreste de Japón. Un anterior estudio realizado por el mismo equipo de investigadores en 2021 había advertido que estos habitantes marinos, al integrarse a nuevas zonas, pueden perturbar a las especies que ya vivían ahí.
La pregunta si se pueden volver invasivos es aún pertinente, sañaló Linsey Haram, autora principal del estudio.
“Estas interacciones” entre antiguas y nuevas especies “pueden incluir tantas formas de competición por el alimento o el territorio, e inclusive la depredación”. Pero son necesarias investigaciones suplementarias para comprender si la llegada de esos colonizadores es “más o menos positiva o negativa”.
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“Recuerdo que la primera vez que Jim [Carlton, coautor del estudio] y yo sacamos un trozo de plástico y vimos el nivel de especies costeras presentes, nos quedamos alucinados”, afirma Haram, quien durante el estudio trabajaba como investigadora asociada en el Centro Smithsonian de Investigación Medioambiental, de acuerdo a Scientific American.
“Lo que es nuevo, la parte ‘neo’ de eso, es que ahora -probablemente debido a los plásticos- estamos viendo especies costeras y estas especies pelágicas nativas juntas, interactuando con bastante frecuencia en los desechos”, dice Haram. “Esencialmente, estamos creando nuevas comunidades en mar abierto”, sostiene, según Scientific American. Si las tendencias actuales en materia de producción y gestión de desechos continúan, podría llegar a haber 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos en basureros y en el ambiente natural de aquí a 2050.
Los ministros de Energía y de Medio ambiente del G7, reunidos este fin de semana en Japón, anunciaron que quieren elaborar un “instrumento internacional jurídicamente obligatorio sobre la contaminación plástica” de aquí a fines de 2024, teniendo por “ambición reducir a cero la contaminación plástica suplementaria de aquí a 2040″.
REDACCIÓN: ÁNGELES OCHOA