Es un mito lo que muchos hemos aprendido sobre el proceso de fertilización humana, como si se tratara de una fábula o un cuento de hadas. Sin embargo, este relato, que presenta al espermatozoide como un agente activo en oposición al óvulo, cuyo rol se asume pasivo, no refleja correctamente cómo se desarrolla este evento.
Curiosidades – El director científico del Departamento de Medicina Reproductiva de la Universidad de Manchester, Daniel Brison, señaló que se trata de un proceso de selección muy importante, ya que millones de espermatozoides que se producen en una eyaculación, pero solo unos cientos van a llegar hasta el óvulo.
Mientras tanto, los espermatozoides no pueden llegar por sí mismos hasta el final de las trompas de Falopio, donde ocurre la concepción, porque no tienen fuerza suficiente.
Por otro lado, el movimiento que la cola del espermatozoide hace hacia los lados tiene una fuerza diez veces superior que el que hace hacia adelante.
«Los espermatozoides no nadan, sino que son mayoritariamente propulsados por las contracciones del útero«, explicó Brison. «El nadar es solo una mínima parte y eso solo ocurre cuando llegan al óvulo», añadió el investigador.
TE PUEDE INTERESAR: Fiscalía de Guatemala solicita 30 años de prisión para expresidente Molina
ADEMÁS: Mantienen huelgas y protestas contra la inflación en Francia
Así mismo, las secreciones dentro del útero y las trompas de Falopio pueden también modificar la trayectoria de los espermatozoides impulsando o impidiendo su desplazamiento, alterando su consistencia.
En torno a esto, algunos investigadores sostienen que el orgasmo femenino puede contribuir también en este viaje ascendente de los espermatozoides al provocar contracciones musculares internas, pero otros señalan que faltan más estudios para confirmar esta hipótesis.
Respecto con al óvulo, este no está esperando pasivamente la llegada del espermatozoide ganador. Aunque el óvulo no tiene capacidad de movimiento propio, los cilios (que son una serie de pelitos) dentro de las trompas lo ayudan a desplazarse en sentido descendente en un corto viaje que comienza en el ovario.
El investigador del Grupo Eugin en España, Filippo Zambelli, explico que el óvulo se va moviendo a lo largo de las trompas de Falopio hacia el útero, secretando los llamados quimioatrayentes, unas moléculas químicas que atraen a los espermatozoides y los guían activamente hacia él.
De este modo, describir el encuentro entre el espermatozoide y el óvulo como un acto de penetración tampoco retrata fielmente lo que ocurre, ya que el óvulo es el que atrae al espermatozoide y controla en la mayoría de los casos que un solo espermatozoide sea el que se fusione con él.
Por ende, la unión es en realidad un proceso de interacciones mutuas donde ambas partes cumplen un rol activo y donde están involucrados una serie de receptores y sustancias químicas.
REDACCIÓN: NICOLE VARELA