Trenes impulsados por hidrógeno del fabricante de trenes francés Alstom.
Internacional. Alemania inauguró la primera flota de trenes de hidrógeno del mundo, estos trenes innovadores son clave para reducir las emisiones de CO₂ y reemplazar el diésel, que sigue alimentando el 20% de los trayectos por ferrocarril en el país, cabe señalar que estos trenes han sido ensayados comercialmente desde 2018, con una circulación regular de dos de ellos.
Alstom firmó ya cuatro contratos para entregar decenas de trenes en Alemania, Francia e Italia, y la demanda no deja de aumentar, debido a su alto grado de economía y ventajas que ofrece estos trenes.
Solo en Alemania, “entre 2.500 y 3.000 trenes diésel podrían ser remplazados por trenes de hidrógeno”, declaró a la agencia AFP Stefan Scharank, jefe del proyecto en Alstom.
“En 2035, entre el 15 y el 20% del mercado europeo de trayectos regionales podría funcionar con hidrógeno”, confirma a AFP Alexandre Charpentier, experto ferroviario de la consultoría Roland Berger.
Los competidores de Alstom, se han lanzado también a este mercado, el grupo alemán Siemens presentó en mayo un modelo de tren de la mano de la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn, con proyecciones a trabajar en el 2024.
Pero más allá de estas bonitas perspectivas, “hay barreras de verdad”, advierte el experto.
Además, no sólo los trenes andan buscando hidrógeno, sino todo el sector del transporte, por carretera o por aire, así como la industria pesada -siderúrgica y química-, que cuenta con esta tecnología para reducir las emisiones de CO2.
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Alemania tiene la ambición de liderar en una década la tecnología del hidrógeno
Con su anuncio en 2020 de un plan de inversión de 7.000 millones de euros, Alemania tiene la ambición de liderar en una década la tecnología del hidrógeno, sin embargo, tanto allí como en toda Europa falta la infraestructura necesaria para la producción o el transporte, lo que requerirá inversiones enormes.
“Por eso no vemos que el 100% de los trenes de diésel vayan a ser sustituidos por trenes de hidrógeno”, comenta el consultor Charpentier.
Por otro lado, el hidrógeno no está necesariamente exento de carbono, solo el hidrógeno verde, fabricado a base de energías renovables, se considera sostenible.
Al mismo tiempo, existen otros métodos de fabricación, más habituales, pero emiten gases de efecto invernadero, ya que se basan en energías fósiles.
Prueba de la escasez del producto es que la línea de Baja Sajonia empleará en un primer momento un hidrógeno resultante de la actividad de otras industrias, como la química.
El instituto de investigación francés IFP, especializado en cuestiones energéticas, explica que actualmente el hidrógeno “procede en un 95% de la transformación de energías fósiles”, y casi la mitad viene de la transformación de gas natural.
Un doble problema, por la contaminación que supone el uso del gas, y por las dificultades de suministro de esta materia prima fósil en Europa, en buena medida dependiente de un gas ruso convertido en arma política con la guerra de Ucrania.
“Las decisiones políticas deberán priorizar a qué sector va o no va la producción de hidrógeno”, apuntó el consultor Charpentier.
Además, Alemania tendrá que comprar ese recurso en el extranjero para suplir sus necesidades. El martes, Berlín firmó un acuerdo con Toronto para importar hidrógeno renovable producido en Canadá a partir de 2025.
REDACCIÓN: KATERIN RUBÍ
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