El precio del oro superó este miércoles la barrera simbólica de 1,800 dólares por onza en el Comex, la principal bolsa de comercio de futuros de metales, con sede en Nueva York, (EEUU), en un entorno económico incierto favorable a este valor refugio.
En el mercado de oro de Londres, la onza de este metal precioso alcanzó los 1.800,86 dólares, su nivel más alto en los últimos ocho años y medio.
«El miércoles, la preocupación por el coronavirus y las tensiones geopolíticas pesaron sobre el apetito por el riesgo«, lo que beneficia al oro, un tradicional refugio en tiempos de incertidumbre, señaló por su parte Fiona Cincotta de City Index.
El Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) informó el martes que los Fondos de Inversión Cotizados (ETF) respaldados por oro registraron su séptimo mes consecutivo de flujos positivos, agregando 104 toneladas en junio, equivalente a 5.6 mil millones de dólares.
La semana pasada, el oro había rozado los 1,800 dólares por onza, pero no los superó. El oro ha subido un 19%, o 287 dólares la onza en lo que va de año.
La última vez que el oro se negoció por encima de los 1,800 dólares la onza fue en septiembre de 2011, alcanzando ese mismo mes su máximo histórico, de 1,921.18 dólares por onza, sin embargo al terminó de ese año a 1.565 dólares la onza.
En los últimos días, muchos analistas han señalado el debilitamiento del dólar como un factor de la subida del oro, dado que el oro se cotiza en la moneda estadounidense, que se ha visto debilitada por la pandemia de coronavirus, esto ha hecho que el metal precioso sea menos costoso para los compradores que utilizan otras monedas.
En un entorno monetario en que los principales bancos centrales prometieron inyectar cantidades de liquidez sin precedentes en la economía en las últimas semanas, otros refugios seguros, como los bonos del Estado, se han vuelto menos remunerativos, por lo que muchos banqueros privados apuestan por el oro como cobertura tanto para la inflación como para la deflación.
Algunos bancos privados ya están canalizando hasta el 10 por ciento de las carteras de sus clientes hacia el oro a medida que el estímulo masivo del banco central reduce los rendimientos de los bonos y aumenta el riesgo de inflación que devaluaría otros activos y monedas.