El estado de alarma decretado mundialmente ante la crisis del Covid-19 ha provocado el cese de todas las actividades humanas. Calles vacías, industrias cerradas, oficinas desocupadas, carreteras y aeropuertos desolados, son las imágenes que se repiten en todo el mundo. Mientras la población se confina en sus casas con el objetivo de frenar el contagio por coronavirus y salvar vidas, el planeta está viviendo el efecto colateral positivo de esta pandemia.
Según los expertos, la contaminación en el aire de las ciudades de Reino Unido está disminuyendo a medida que el país entra en un bloqueo debido al Covid-19.
Un grupo de científicos americanos ha demostrado que la capa de ozono se está ‘curando’
Después de que se publicaran las imágenes del satélite de la NASA mostrando la reducción de las concentraciones de NO2 contaminante en China y el norte de Italia, gracias a las estrictas medidas de salud pública que se están siguiendo. Un grupo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder ha demostrado que la capa de ozono se está recuperando.
La capa de ozono es una frágil capa de gas que actúa como escudo protector en la estratosfera de la Tierra. Esta capa absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta que nos llega del sol. Sin la capa de ozono, sería imposible que algo sobreviviera en el planeta, ya que protege a los animales y la vegetación. El aumento los niveles de radiación ultravioleta que penetrarían en la tierra tendrían efectos negativos en las cuencas hidrográficas, las tierras agrícolas y los bosques. Además, provocaría una mayor incidencia del sol sobre los humanos, dando lugar al cáncer o cataratas oculares y afectando también, al sistema inmunológico.
Por qué mejora la capa de ozono
Según un estudio publicado por la revista Nature por un grupo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder, señala que el mérito es de las políticas internacionales acordadas hace ahora casi tres décadas. Estas medidas redujeron la producción de productos químicos agresivos con la capa de ozono. Una de esas políticas fue Protocolo de Montreal, acordado en 1987, tras el descubrimiento de la capa de ozono en 1913. Este protocolo prohibía el uso de compuestos químicos cluorados -CFCs- que se usaban en aerosoles, refrigerantes y productos de limpieza en seco.
En el artículo aseguran que, gracias al Protocolo de Montreal, se está normalizando la corriente de aire del hemisferio sur después de décadas de disrupción causada por los humanos. Los científicos aseguran que, si los gobiernos siguen actuando de forma coordinada, siempre habrá un modo de restaurar los sistemas climáticos dañados.
El estado de la capa de ozono puede alterar los climas del planeta
La corriente de aire del sur es un vigoroso viento que causa una gran influencia sobre los patrones climáticos y las corrientes oceánicas en el hemisferio sur, especialmente durante el verano.
La disminución de la capa de ozono en la Tierra había reforzado los vientos del vórtice polar y estaba afectando a las corrientes que descienden hasta la capa más baja de la atmósfera terrestre. Este cambio de rumbo afectaba al recorrido de las tormentas y de las lluvias sobre América del Sur, África oriental y Australia. Este cambio en el clima provocaba el aumento del riesgo de sequías en esas áreas, al alejar la lluvia de las zonas costeras.
Mientas esta tendencia se esté invirtiendo, las lluvias podrían volver a esas zonas, pero no significaría que los patrones climáticos del hemisferio sur vuelvan a la normalidad. Son otras emisiones industriales, como el dióxido de carbono y el metano, las que continúan ejerciendo fuerza en la dirección opuesta. Sin embargo, gracias a esta repentina pausa provocada por las cuarentenas mundiales a causa del Covid-19, el planeta se está dando respiro que necesitaba. Esto producirá mejorías en el clima, y en general, a luchar contra el cambio climático.