Campos y máquinas bajo el agua por inundaciones, rutas cortadas, áreas ganaderas completamente anegadas y depósitos inaccesibles, las lluvias que azotaron el sur de Brasil costarán caro al sector agrícola, motor de la economía local y nacional, ya afectado por el clima extremo.
Esto sin contar el costo humano: la tragedia climática ha dejado un saldo a este viernes de 114 muertos, 146 desaparecidos y casi 2 millones de damnificados, según el último boletín de la Defensa Civil.
Brasil es un gigante agrícola global, particularmente por sus cultivos de soja, de la que es el primer productor y exportador mundial.
El estado de Rio Grande do Sul, afectado desde la semana pasada por inundaciones históricas, es una de las principales regiones brasileñas productoras de esta oleaginosa, también esencial para la ganadería.
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Este estado sureño contaba con tener una cosecha récord de más de 22 millones de toneladas de soja este año, pero el mal tiempo podría afectar hasta cinco millones de toneladas, dijo a la AFP Luiz Fernando Gutiérrez, analista de la consultora Safras & Mercado.
Antes de las lluvias, «restaban por cosechar una cuarta parte de los campos de soja», de ellos, «una parte se pudrirá y se perderá, y la otra tendrá rendimientos inferiores a los esperados», advirtió.
Además, estimó, «las áreas de almacenamiento probablemente también se vieron afectadas«.
Aunque Brasil mantenga su rango mundial como productor de soja esta temporada, las inundaciones reducirán sus resultados.