Con los rumores de la salida de Adrian Newey y Max Verstappen, con la salida de Honda y con las acusaciones contra Christian Horner, Red Bull podría tener un futuro complicado en F1.
Red Bull con títulos consecutivos tanto de pilotos como de constructores y con triunfos en 42 de las 49 carreras disputadas desde esa fecha hasta el momento.
La escudería de las bebidas energéticas había experimentado su turno en la cima de la máxima categoría entre 2010 y 2013 y aunque algunos protagonistas se repiten, este periodo de superioridad tiene nombres propios: Christian Horner, director general, Adrian Newey, director técnico, Max Verstappen, volante tres veces campeón, y Honda, proveedor de plantas de poder.
No obstante, de cara al 2026 con el inminente cambio en las reglas de motores, se prevé un nuevo inicio en el Gran Circo, con consecuencias para todos, pero en especial para la marca austriaca, que podría quedarse sin sus pilares para afrontar ese nuevo reto, por lo que su época dorada duraría de nuevo solo cuatro años.
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Desde el festejo en Abu Dabi en noviembre de 2023, tras una temporada casi perfecta para Red Bull, dentro de la organización ha habido un cisma, con denuncias contra Horner que mostraron una lucha de poder en Milton Keynes: con el director, por un lado, y el inquebrantable Helmut Marko y la familia Verstappen por el otro, un rompimiento que podría provocar la marcha de Newey a Ferrari y que se une a la separación ya anunciada del vendedor de unidades de potencia.
Por lo tanto, hay una posibilidad que para el arranque del 2026 ninguno de los directamente involucrados en las conquistas de la compañía fundada por Dietrich Mateschitz siga en el garaje y en cambio luchen entre ellos por los triunfos.
Este es el peor escenario posible para Red Bull, uno en el que para 2026 se queda sin su diseñador, su estrella, su motor e incluso su responsable, lo que provocaría que empezara de nuevo justo en el momento en el que RB Powertrains se echa a andar y en el que la máxima categoría oprime el botón de reinicio; mientras tanto, en Milton Keynes pueden festejar al menos por dos años y luego lidiar con las consecuencias.