Luego de la victoria con sabor a poco conseguida en España, el Atlético de Madrid se presentó en el efervescente Signal Iduna Park con la misión de repetir la producción en el Civitas Metropolitano, donde superó al Borussia Dortmund durante la mayoría del compromiso.
Sin embargo, aquel triunfo que mereció concluir en goleada se cerró con un ajustado 2 a 1 que dejó abierta la serie. Y en territorio alemán podía pasar cualquier cosa.
En los primeros movimientos, Álvaro Morata desperdició una clara ocasión que pudo instalar la tranquilidad en el Colchonero y el combinado germano decidió apostar por la vía aérea.
Ya sea con balones detenidos o envíos propuestos por Julian Brand, el combinado liderado por Edin Terzic despertaba serias preocupaciones en Jan Oblak, el esloveno que respondía con seguridad en cada intervención.
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El elenco germano consiguió la fórmula del éxito por el sector izquierdo. Un envío de Mats Hummels encontró la proyección punzante de Julian Brandt, quien fusiló al arquero rival con un disparo rasante que provocó la locura en las gradas.
Una conquista con un estilo similar a la de Ian Maatsen, quien pasó al ataque con confianza y selló el 2 a 0 después de una triangulación que dejó de rodillas a la última línea ibérica. El Borussia Dortmund sabía capitalizar su momento y le hacía mucho daño al elenco de Diego Simeone.
En la reanudación del espectáculo, el Atlético de Madrid revivió mediante una desgracia ajena. Un cabezazo de Mario Hermoso impactó contra Mats Hummels y el defensor central marcó contra su propia valla ante el lamento de Gregor Kobel.
Todo lo bueno que había realizado durante la primera etapa, se esfumó en los primeros minutos del complemento. Incluso Ángel Correa tuvo el empate en sus pies, en un mano a mano frente al arquero suizo que falló de manera inexplicable. La pelota se fue a centímetros del palo y los corazones pararon de latir por esos instantes. En Alemania había todo tipo de emociones.
Casi sin dejar reaccionar a su rival, Marcel Sabitzer sorprendió a propios y extraños con un terrible remate que se metió en el ángulo inferior izquierdo del arquero esloveno. Golazo, 4 a 2 y la posibilidad de llegar a la fase de los cuatro mejores del certamen más codiciado del Viejo Continente. En un choque no apto para cardíacos, el Borussia Dortmund se quedó con la llave de un encuentro inolvidable.