Las impresoras, independientemente de si son láser o de inyección de tinta, presentan variaciones considerables en términos de consumo energético, que oscila entre 0,3 y 2,2 kWh por hora durante su operación.
Este consumo no es universal entre los distintos modelos y marcas puede variar según el volumen de impresión y el estado operativo de la máquina.
Por lo tanto, la decisión de adquirir una impresora para el hogar conlleva un análisis detallado no solo de su rendimiento y costo inicial, sino también de su consumo energético y las tecnologías de ahorro de energía que incorpora.
Leer más: ¿Qué tan seguro es llevar el celular en el bolsillo?
Te puede interesar: Apple perdió y dejó de ser el líder mundial en venta de celulares
Escoger un dispositivo que implemente prácticas operativas eficientes no solo asegura un uso energético responsable, sino que también promete ahorros significativos en el largo plazo para el pago de la tarifa de energía del usuario.
Con las estrategias de disminución del impacto ambiental que han implementado diversos países del mundo, la conciencia sobre la importancia del consumo energético en la selección de dispositivos electrónicos para el hogar está en aumento.
Como cualquier electrodoméstico que ingrese a una casa, la elección de una impresora es un proceso que requiere considerar detenidamente su consumo energético y las tecnologías de ahorro implementadas.
Este análisis que se debe tomar con mucha seriedad, no solo puede resultar en una reducción del gasto energético y en bajos precios en la tarifa mensual de los servicios públicos, sino que también ayuda a la preservación del medio ambiente, y disminución del impacto climático.