Una antigua tumba maya de hace casi 1,700 años fue descubierta en el sitio arqueológico de Chochkitam, en Guatemala, en medio de la espesa selva en las fronteras de México y Belice. En su interior, encontraron ofrendas funerarias, escritos tallados en un hueso de fémur humano, conchas de moluscos y una máscara de mosaicos de jade que representa al Dios de la Tormenta.
Los arqueólogos descubrieron el entierro utilizando la tecnología cartográfica LIDAR, que permite escanear a través de la selva. Se presume que la pequeña máscara de mosaico perteneció al rey de la ciudad y representa al Dios de la Tormenta. Esta fue colocada sobre el pecho del gobernante enterrado en Chochkitam alrededor del año 350 d.C.
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La tumba
Albergaba más de 16 conchas de spondylus, una ostra espinosa utilizada en la antigüedad por la realeza para joyería y monedas así como en ofrendas religiosas y sacrificios. Fechadas alrededor del 350 d.C. Estas reliquias establecen vínculos con Tikal, en Guatemala, Y Teotihuacán, en el centro de México.
Ciudades que se cree influyeron en los líderes mayas de la época. Los hallazgos también revelan detalles cruciales sobre la devoción religiosa y la sucesión real.
Entre estos destacan el fémur humano tallado con una representación que se presume es un rey previamente desconocido sosteniendo una máscara de jade, la interpretación de los jeroglíficos identifica al padre y abuelo del rey que descansaba en la tumba.
El período clásico maya
Que abarca de 250 a 900 d.C. Ha dejado escasos vestigios debido al saqueo de sitios arqueológicos. Francisco Estrada Belli y su equipo encontraron la tumba con la máscara de jade a solo dos metros de donde los saqueadores interrumpieron sus excavaciones. El equipo detectó por primera vez los túneles de los ladrones utilizando la tecnología LIDAR para mapear el suelo a través de la selva.
Aparte del deterioro natural, el único daño sufrido por la tumba de Chochkitam, en Guatemala, fue el colapso de su techo de piedra que dejó al descubierto lo que había en su interior.