Existe una especie de reacción en los hombres cada vez que una mujer empieza a llorar, según un nuevo estudio revelado.
Las lágrimas de las mujeres contienen sustancias químicas transmitidas por el olor que bloquean la agresión en los hombres, según una investigación publicada en una revista internacional.
Oler esas lágrimas conduce a una reducción de la actividad cerebral relacionada con la agresión.
Investigaciones anteriores han demostrado que la agresión de los machos en ratas de laboratorio puede ser bloqueada por el olor de las lágrimas de las hembras.
Este tipo de comunicación basada en el olor se denomina «quimio señalización social».
Para ver si lo mismo es cierto en los humanos, los investigadores diseñaron un experimento en el que dos hombres jugarían un juego diseñado para provocar un comportamiento agresivo.
A un jugador se le hizo creer que el otro estaba haciendo trampa, y se le dio la oportunidad de vengarse haciéndole perder dinero, dijeron los investigadores.
Durante estos escenarios, los hombres fueron expuestos aleatoriamente a las lágrimas emocionales de una mujer o a una dosis placebo de solución salina.
Los hombres no sabían lo que estaban olfateando, ya que tanto las lágrimas como la solución salina son inodoras.
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Resultados del experimento
El comportamiento agresivo en busca de venganza se redujo en más de un 40 por ciento cuando los hombres olfatearon las lágrimas femeninas, en comparación con la solución salina.
«Encontramos que, al igual que en los ratones, las lágrimas humanas contienen una señal química que bloquea la agresión masculina conespecífica», escribieron los investigadores.
Los investigadores repitieron el experimento en un escáner cerebral de resonancia magnética y encontraron que dos regiones cerebrales relacionadas con la agresión se volvieron más activas cuando los hombres fueron provocados durante el juego.
Pero esas mismas regiones, la corteza prefrontal y la ínsula anterior, no se volvieron tan activas si los hombres olfateaban las lágrimas de las mujeres.
Cuanto mayor era la diferencia en esta actividad cerebral, menos a menudo el jugador se vengaba durante el juego, encontraron los investigadores.
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