Mbappé está obsesionado con conquistar la segunda estrella de campeón del mundo, la única forma de superar a Leo Messi quien va a dar todo de sí por retirarse con gloria de Qatar.
Deportes. Kylian Mbappé y Lionel Messi enfrentarán el domingo algo más que un partido de futbol: con el título mundial de por medio, se aventura un duelo entre el Rey y el aspirante a una sucesión que se avecina probablemente cercana, pero que todavía no está solventada.
Mbappé es un futbolista con alma de depredador. Un rayo que desde su eclosión en el AS Mónaco en diciembre de 2015, sucediendo a Thierry Henry como el debutante más joven en el club del Principado, ya sacudió los cimientos del futbol francés y que ahora, al cabo de siete años, puede convertirse en el segundo bicampeón del Mundo más joven, solo por detrás de Pelé.
Si para Leo, para Argentina entera, el título es poco menos que una obsesión después de 36 años desde que lo consiguiera la albiceleste bajo el embrujo de Diego Armando Maradona y representaría, el éxito, cerrar el círculo en cuanto a títulos para el astro de Rosario, ganador de todos los grandes torneos que jugó tanto en el ámbito de selecciones como de clubes, para los bleus, y para Mbappé, el escenario es tan distinto como, a la vez, apasionante.
La selección francesa, primera que repite final desde que lo hiciera Brasil hasta en tres Mundiales entre 1994 y 2002, puede ser la primera que encadena dos títulos desde que la misma Brasil en 1962, cuando en Chile revalidó el conquistado cuatro años antes en Suecia.
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Más allá de tener la cabeza en Qatar 2022, donde Mbappé quiere repetir el título con Francia, el PSG, equipo de los dos competidores, tiene por delante la Champions League, su principal obsesión. La preocupación para los directivos del cuadro parisino es tener alineadas a sus figuras y, si hay problemas, que no trasciendan al campo de juego. Ese será el gran desafío para cerrar la temporada.
El Mundial puso frente a Messi y Mbappé, que al menos entre ellos nunca perdieron las formas, más allá de algunos gestos de Kiki que hicieron ruido, como hace unos días, cuando calificó de GOAT (Greatest of all times – el mejor de todos los tiempos-) a Cristiano Ronaldo tras la eliminación de Portugal. El pacto para llegar bien a la Copa del Mundo les funcionó bien a ambos: arribaron a la definición como top scorers, con cinco tantos cada uno. Claro, solo uno se llevará una sonrisa del estadio Lusail el próximo domingo…
REDACCIÓN: ALYSSON AGUILAR
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