En vista de la densa capa de humo que afecta varias regiones del país, especialmente el Municipio del Distrito Central y sus alrededores La Secretaría de Salud de Honduras (SESAL), a través del Área de Gestión de Riesgos en Salud en Situaciones de Emergencias y Desastres, adscrita a la Unidad de Vigilancia de la Salud (UVS), emitió una alerta sanitaria para toda la población.
Se recomienda tomar las siguientes medidas preventivas:
Uso de mascarillas evitar ejercicio excesivo, especialmente durante el día para prevenir golpes de calor, evitar el uso excesivo de dispositivos que emitan humo y calor dentro de la vivienda, vigilar la presencia de síntomas respiratorios en el entorno familiar y buscar atención médica si es necesario, mantener cerradas ventanas y puertas de la vivienda para limitar la entrada de aire contaminado, hidratación continua con agua pura para todas las personas.
Esta capa de humo, causada por una cuña de alta presión atmosférica, está exacerbando la concentración de material particulado (pm 2.5 y pm 10) en el aire, proveniente de diversas fuentes como incendios forestales, quemas agrícolas, y actividades industriales, entre otras, apunta la SESAL.
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Se agrega que esta contaminación ambiental, se ha agravado por el cambio climático, y podría aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias, cardíacas y golpes de calor en la población.
En vista de esta situación y en línea con el enfoque integral de salud pública, se insta a la población hondureña a seguir las siguientes recomendaciones: Ante síntomas repentinos como fiebre, dificultad respiratoria, tos seca, secreción nasal, conjuntivitis, estornudos, ronquera y dolor de cabeza, se recomienda buscar atención médica urgente para prevenir complicaciones y muertes relacionadas con la exposición al humo y contaminantes ambientales.
Se esperan complicaciones como neumonías, bronquitis/bronquiolitis, asma bronquial severa y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), se debe fortalecer la vigilancia de enfermedades respiratorias, tanto en pacientes previamente diagnosticados como en aquellos con síntomas nuevos.
Los grupos de mayor riesgo incluyen a personas con comorbilidades, niños menores de 5 años, mujeres embarazadas y personas mayores de 55 años.