INTERNACIONALES.- Indi Gregory, la bebé británica de ocho meses que permanecía en estado crítico, falleció este lunes después de que los médicos le retirasen los aparatos de respiración asistida que la mantenían con vida.
La pequeña sufría un enfermedad mitocondrial, rara, incurable y degenerativa que hacía que sus células no produjeran suficiente energía. Desde que nació, había permanecido ingresada en el Hospital Queen’s Medical Centre de Nottingham, conectada a una máquina que respiraba por ella. Los responsables médicos decidieron desconectarla hace unas semanas, en contra de la voluntad de sus padres.
Los facultativos defendían que la bebé sufría mucho dolor y angustia y que no tenía sentido seguir tratándola. Comenzó así una batalla legal, entre las autoridades médicas y sus progenitores. Dean Gregory y Claire Staniforth, ambos de 30 años, querían que se continuase tratando a su hija. Sin embargo, tanto el Tribunal Superior británico como en el Tribunal de Apelaciones dictaminaron retirar el tratamiento de soporte vital al que se sometía a la pequeña.
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“Mi hija está muerta, mi vida terminó a la 1.45 horas. Mi esposa Clare y yo estamos enfadados, desconsolados y avergonzados. El hospital Nottingham y los tribunales no solo le han quitado la oportunidad de vivir una vida más larga, sino que también le han quitado la dignidad de morir en el hogar familiar al que pertenecía”, ha dicho el padre de la menor en una declaración a los medios.
La pareja incluso apeló al Gobierno de Italia, que concedió el pasado lunes, con carácter urgente, la nacionalidad italiana a Indi para que recibiese tratamiento en un hospital de Roma.