Tegucigalpa, Honduras. – El flagelo de la extorsión vuelve afectar fuertemente el rubro el transporte público urbano en el país, los conductores de la ruta Tegucigalpa- Mateo dejaron de trabajar desde el pasado viernes por miedo a represalias por parte de los miembros que cometen estos actos ilícitos.
Según los conductores les llegó un celular por medio del cual un criminal les comunicó pagar un monto a cambio de dejarlos trabajar. Con este cobro, los transportistas de buses estarían pagando tres tarifas los grupos delictivos que mantiene en zozobra el sector.
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Según informaciones, al menos 16 unidades están paralizadas debido al temor por cobros de delincuencia organizada.
Mientras tanto, los pasajeros que estaban a la espera de viajar desde Mateo a Tegucigalpa tuvieron que buscar opciones alternas y un grupo decidió espera un bus de Lepaterique para llegar hasta la capital. Otros pobladores han pedido a conductores de vehículos particulares que los movilicen a zonas cercanas a su lugar de destino.
“Nos afecta esta situación porque nosotros que no tenemos transporte propio nos toca pagar vehículo particular para trasladar nuestras cosas y a veces hay que pedir jalón”, narró una usuaria.
Agregó que otra de las alternativas que les queda es trasladarse en buses que van para Lepaterique “y en última hora, pagar un taxi que nos cobra como 300 lempiras”, lamentó la entrevistada.
Por su parte, el empresario del transporte, Jorge Lanza, manifestó que en Tegucigalpa “siempre se mantienen unas dos o tres (rutas) paradas, y en San Pedro Sula hay tres”.
Agregó que la de Jacaleapa que va hacia el oriente, “ya la activaron, pero a medio vapor, pues no está completa”.
Esfuerzos
El 20 de octubre, dirigentes del sector de transporte y autoridades de la Dirección Policial Anti-Maras y Pandillas Contra el Crimen Organizado (DIPAMPO), sostuvieron en las últimas horas una reunión para abordad el tema de la extorsión que tanto afecta el rubro a nivel nacional.

Uno de los principales puntos abordados fue la necesidad de fortalecer la seguridad en las diferentes rutas de buses y así prevenir los actos delictivos. En consecuencia, se discutieron las posibles estrategias para combatir el flagelo.
Entre ellas, los transportistas solicitaron mayor presencia policial en las áreas de alto riesgo. también solicitaron implementar sistemas de monitoreo y vigilancia en cada una de las unidades de transporte.