NACIONALES. _ En la ciudad de Danlí, se observan tiendas de acampar y carpas improvisadas al menos de dos metros de ancho y con un promedio de cinco de largo, es decir muy pequeñas, son las inhumanas viviendas de los migrantes por su paso en Honduras con ruta hacia Estados Unidos.
Del mismo modo, las plazas públicas ya se convirtieron en pequeñas colonias para los extranjeros venezolanos.
Al interior de estas se encuentra nada más que tambos con agua, algo de ropa y cartones que los usan como camas para dormir.
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En las calles de Danlí
Asimismo, los habitantes están formados por familias de tres, seis y hasta ocho personas. Pese a que no tienen que pagar ningún costo por estadía, ya que se ubican en los parques y plazas públicas de Danlí, El paraíso, Oriente de Honduras, son ocupadas por escasos días, al menos de cinco, que es lo que el salvoconducto permite estar en el país.
Sin importar que parte de Danlí sea, todo esta abarrotado por las tiendas de acampar de distintos colores, miembros de familias entrando y saliendo de ellas, niños jugando en las calles, adultos cocinando, algunas venden su cuerpo para conseguir alimentos, otros practican el oficio de cortar pelo, pero los hondureños que viven alrededor sufren de la contaminación y enfermedades.

La Plaza Monumento a la Madre, historia en Danlí, aparte de estar invadido de migrantes, sus áreas verdes están llenas de residuos fecales, y no solo eso, sino que a plena intemperie exponen las toallas sanitarias, desechos de papel higiénico y hasta preservativos ya usados.
Este fenómeno ambiental está afectando en los comercios de esta ciudad, en base a que los dueños de los negocios denuncian en los diferentes medios, que el mal olor y la suciedad que los migrantes dejan espanta a los clientes que llegan a comprar.
Relato
“Cuando llegábamos en la mañana nos encontrábamos con pupú humano en las áreas verdes, también encontramos condones”. Explicó Vicky Gómez, dueña de un negocio de licuados y comida en la calle principal de Danlí.
Las autoridades sanitarias están alarmadas por las enfermedades respiratorias y diarreas, que son constantes en enfermarse los extranjeros, los hondureños que residen cerca de estos focos de contaminación.