Un nuevo estudio arroja luz sobre las bases neuroquímicas del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), abriendo la puerta al futuro desarrollo de nuevos tratamientos para esta condición.
SALUD.- El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una condición mental que afecta a más de 100 millones de personas en todo el mundo. Caracterizado por comportamientos repetitivos y compulsivos, como la constante necesidad de revisar, lavar u ordenar objetos, el TOC puede tener un impacto significativo en la vida diaria de quienes lo padecen.
Aunque estos comportamientos compulsivos son ampliamente conocidos por profesionales de la salud mental desde hace mucho tiempo, los científicos nunca han llegado a comprender completamente su base bioquímica ni cómo estos podían relacionarse con los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro.
Ahora, no obstante, un equipo liderado por los investigadores de la Universidad de Cambridge, Marjan Biria y Trevor Robbins, podría haber dado con uno de los mecanismos neuroquímico que sustentan este trastorno. Los resultados de su estudio, titulado Cortical glutamate and GABA are related to compulsive behaviour in individuals with obsessive compulsive disorder and healthy controls, se publican esta semana en la revista Nature Comunications.
LA QUÍMICA TRAS LA IMPULSIVIDAD Y LA OBSESIÓN
Para tratar de arrojar luz sobre esta cuestión, los científicos emplearon un método de escaneo cerebral para medir los niveles de varios neurotransmisores en dos regiones específicas del cerebro: la corteza cingulada anterior y el área motora suplementaria; dos zonas estrechamente relacionadas con el comportamiento compulsivo y la regulación del movimiento.
El trastorno obsesivo compulsivo afecta al 3% de la población mundial, más de 100 millones de personas
Posteriormente, compararon tanto los escáneres cerebrales como otras mediciones psicológicas del comportamiento compulsivo entre un grupo de 31 participantes diagnosticados con TOC y un grupo de control compuesto por 30 individuos sin el trastorno.
Los resultados del estudio revelaron que, en todos los participantes, los niveles del neurotransmisor glutamato, conocido por su función excitatoria en el cerebro, y su relación con el neurotransmisor GABA o Ácido γ-aminobutírico, un inhibidor del sistema nervioso central, estaban fuertemente relacionados con un comportamiento compulsivo habitual.
Los hallazgos sugieren que los desequilibrios en la transmisión de estos neurotransmisores excitatorios e inhibitorios podrían ser la base del comportamiento compulsivo en el TOC. De hecho, al encontrar evidencias comunes de este desequilibrio en todos los voluntarios del estudio, el trabajo de Biria y Robbins respalda la idea de que la compulsividad podría ser un fenómeno inequívocamente asociado con las regiones frontales del cerebro.
Los autores confían en que este descubrimiento pueda allanar el camino para el desarrollo de nuevos tratamientos neuromoduladores destinados a reequilibrar los niveles de neurotransmisores, en este caso el glutamato y el GABA, en los circuitos cerebrales afectados, y que a medida que se profundice en la comprensión de las bases neuroquímicas del TOC sea posible desarrollar nuevos tratamientos para ayudar a las personas que sufren de este trastorno y mejorar su calidad de vida, aproximadamente un 3% de la población mundial.