El acusado de matar al repartidor, pertenecía a la mara MS-13, enfrenta cargos de homicidio durante un robo, no haberse registrado como criminal convicto y por violar su libertad condicional, según registros penitenciarios.
INTERNACIONALES.- Un hombre de Florida fue acusado de homicidio y otros delitos por la muerte y descuartizamiento de un repartidor de Uber Eats que había llevado comida a la casa del atacante, informaron las autoridades el martes, 25 de abril.
Oscar Solís Jr., de 30 años, fue acusado de homicidio por la muerte del repartidor durante una entrega en una residencia de Holiday, Florida, informó el jefe de la policía del condado de Pasco, Chris Nocco, en una conferencia de prensa.
Los restos fueron encontrados dentro de bolsas de basura y de una hielera dentro de la residencia, donde también se halló un recibo de compra con el nombre de Solís, según una declaración jurada de la policía.
“Fue un horrendo crimen”, dijo Nocco a los reporteros. “Esto fue demoniaco. Lo que hizo fue diabólico”.
Solís enfrenta cargos de homicidio durante un robo, no haberse registrado como criminal convicto y por violar su libertad condicional, según registros penitenciarios. Solís fue liberado de una cárcel de Indiana en enero pasado luego de cumplir una condena de cuatro años por agresión y robo a residencia, comentó Nocco. Se mudó a una casa de Florida hace unos tres meses.
Los registros penitenciarios no hacen mención de un abogado que pueda declarar a nombre de Solís. En su fotografía de fichaje se le ve el rostro cubierto de tatuajes, y Nocco señaló que era miembro de la pandilla MS-13 en Indiana.
Solís, de 1,93 metros y 142 kilos, trabajaba como guardia de seguridad en un club de desnudistas en Florida, según la declaración jurada.
La evidencia recolectada en el caso incluye sangre descubierta en varios lugares de la casa y un llavero que pertenecía a la víctima y que fue encontrado dentro del vestidor de Solís, encima de su billetera. La declaración jurada también señala que el vehículo de la víctima fue abandonado a poca distancia del lugar, y en su interior había una bolsa de basura con trapos y toallas ensangrentadas, una bolsa de Door Dash similar a la que llevaba la víctima, y una tarjeta para checar entradas y salidas con el nombre de Solís.
Los investigadores también obtuvieron un video de las cámaras de seguridad de la casa en donde se ve a la víctima haciendo su entrega de alimentos y posteriormente a dos hombres hispanos que sacaban pesadas bolsas de basura. Las autoridades aún no presentan cargos contra el otro hombre, quien trabajaba como chofer de Solís.
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Randall Cooke, era el nombre al que respondía la víctima en vida, tenía 59 años, fue a dejar su último pedido y se disponía a volver a casa con su familia. Estaba cumpliendo su sueño: vivir en la playa después de jubilarse.
Llevaba aproximadamente un año haciéndolo, y para solventar los gastos entró a trabajar como repartidor de una aplicación de comida. Justo cuando llevaba a cabo esa actividad, tuvo que llevar un pedido a una casa, en la que habitaba un exconvicto y miembro de la Mara Salvatrucha.
Cooke iba a entregar su último pedido y de ahí se iría a su casa a descansar, según le informó en un mensaje de texto a su esposa, el cual fue enviado alrededor de las 18:40 horas (tiempo local) del pasado 19 de abril. Nunca llegó a casa, por lo que la mujer comenzó a buscarlo, dio aviso a las autoridades, por lo que la Policía de Pasco, Florida, tomó el caso. Rastrearon la última ubicación del celular del hombre y los llevó a una casa ubicada en Moog Road en Holiday.
El caso se produce en medio de una serie de ataques en distintos puntos de Estados Unidos a personas que se equivocaron de dirección, incluida una pareja en Davie, Florida, cuyo vehículo fue baleado mientras realizaban un reparto para Instacart, pero llegaron a la casa equivocada. La pareja a bordo resultó ilesa.
REDACCIÓN: ÁNGELES OCHOA