En la era geológica actual los seres humanos somos los principales responsables de los cambios climáticos de la tierra, por ende, se tiene que mantener el equilibrio natural del planeta.
Curiosidades – En el Centro de Resiliencia de Estocolmo, el científico sueco Johan Rockström, realizo una investigación conjunta a un grupo de científicos internacionales, donde se investigó que riesgo corremos de quebrar el equilibrio natural y la capacidad de resiliencia de la tierra.
En dicha investigación se definió nueve límites o parámetros interconectados que son determinantes para mantener la estabilidad del planeta. Cada uno de estos de esos aspectos es muy importante individualmente, pero también es muy importante verlos con el conjunto.
A estos nueve límites también se le conoce como límites planetarios, las cuales se subdividen individualmente en tres secciones que son; la zona segura, la de riesgo creciente y la zona de alto riesgo.
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Según el estudio de Estocolmo, si no cruzamos esas fronteras trazadas, dicen, la humanidad va a poder seguir prosperando por generaciones
Por otra parte, la investigación señal que en caso de pasar tan solo una de ellas, nos exponemos a generar cambios ambientales irreversibles en todo el sistema y desencadenar el colapso de nuestra sociedad.
LÍMITES PLANETARIOS
CAMBIO CLIMÁTICO
Este es uno de los cuatro límites que ya sea sobrepasado, es quizás el más conocido de todo el cambio climático.
Por otra parte, desde la revolución industrial, la temperatura global ha subido 1.1 grados centígrados. Este aumento es el responsable de los fenómenos climáticos extremos que cada vez se producen con mayor frecuencia a lo largo del mundo, como las sequías e inundaciones.
Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hoy en día tenemos cinco veces más desastres meteorológicos que en 1970 y son siete veces más costosos. Las consecuencias son más devastación y más muertes.
INTEGRIDAD DE LA BIÓSFERA
La integridad de la biósfera, por así decirlo es la pérdida de biodiversidad y extinción de especies, es el otro de los límites centrales. Y también lo hemos pasado.
Sin embargo, a diferencia del cambio climático, este proceso ya pasó la zona de riesgo creciente y se encuentra directamente en la zona de riesgo alto, lo que aumenta las probabilidades de generar cambios ambientales irreversibles a gran escala.
Es tanto lo que hemos sobrepasado este umbral que algunos investigadores creen que estamos en medio de la sexta extinción masiva en la historia del planeta.
CAMBIO DEL USO DEL SUELO
El uso del suelo es otro de los límites que hemos cruzado y consiste en la transformación de bosques, pastizales, humedales, la tundra y otros tipos de vegetación, principalmente en tierras para la agricultura y ganadería.
La deforestación, por ejemplo, tiene un enorme impacto en la capacidad del clima para regularse, algo que los especialistas repiten cada vez que hay incendios en el Amazonas.
Pero el cambio de la utilización del suelo es también uno de los impulsores de las graves reducciones de la biodiversidad, sobre todo por la creciente demanda de tierra para producir comida.
FLUJOS BIOQUÍMICOS
La cuarta y última frontera ya sobrepasada es la de los flujos bioquímicos, que abarca sobre todo a los ciclos de fósforo y nitrógeno.
Si bien ambos elementos son esenciales para el crecimiento de las plantas, su empleo excesivo en fertilizantes los coloca en zona de riesgo.
Uno de los problemas que esto genera es que parte del fósforo y nitrógeno aplicados a los cultivos es arrastrado al mar, donde empujan a los sistemas acuáticos a traspasar sus propios umbrales ecológicos.
REDUCCIÓN DEL OZONO ESTRATOSFÉRICO
Por ahora, de los nueve procesos, hay uno solo sobre el que la humanidad actuó con éxito al ver las señales de alerta: la reducción del ozono en la estratosfera.
Hace más de 30 años el mundo entero se puso de acuerdo en prohibir los clorofluorocarbonos (CFC), sustancias químicas que estaban provocando un agujero en la capa de ozono.
En consecuencia, de perder esta capa de protección iban desde la multiplicación de los casos de cáncer de piel hasta daños medioambientales irreversibles.
USO DEL AGUA DULCE
Por ahora el uso de agua dulce está actualmente dentro del área de acción segura, nos estamos moviendo de forma vertiginosa hacia la zona de riesgo.
Por otro lado, solo el 2.5 por ciento del agua en el mundo es dulce. Este porcentaje es cada vez menor principalmente por la creciente presión de la agricultura para producir más y más comida.
Cabe destacar que, aunque la desalinización es posible, consume mucha energía que, en general, proviene de los mismos combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático. Por si esto fuera poco, este proceso es una fuente de contaminación de los ecosistemas costeros.
ACIDIFICACIÓN DEL OCÉANO
Con la acidificación del océano sucede algo similar que con el agua dulce: el límite no ha sido cruzado aún, pero nos encontramos peligrosamente cerca.
El blanqueo de los corales los expone a enfermedades y ya ha desatado eventos de muertes masivas de estos organismos a lo largo del mundo.
Este proceso en particular presenta una capa extra de riesgo, pues varias de las extinciones masivas de la historia tuvieron a la acidificación de los océanos como detonante.
Lo bueno es que si se cumplen las metas del cambio climático ratificadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2021 (COP26), el pH del océano se mantendrá a raya.
CARGA DE AEROSOLES ATMOSFÉRICOS
Todavía quedan dos límites por mencionar que no están de uno ni del otro lado de la frontera. Y es que los científicos no saben cómo medirlos.
Uno de ellos es la contaminación de la atmósfera con aerosoles de origen humano, es decir, partículas microscópicas generadas sobre todo por la quema de combustibles fósiles, pero también por otras actividades como los incendios forestales.
INCORPORACIÓN DE NUEVAS ENTIDADES
El noveno y último proceso es la incorporación de las llamadas nuevas entidades. Se trata de elementos u organismos modificados por los humanos, así como sustancias enteramente nuevas. Esto incluye una lista de cientos de miles de entidades que van desde materiales radiactivos hasta micro plásticos.
Pero quizás el mejor ejemplo sean los CFC, es decir, esas sustancias químicas que fueron prohibidas para salvar a la capa de ozono estratosférico.
Por otro lado, el trabajo del Centro de Resiliencia de Estocolmo no solo advierte sobre los problemas centrales que afectan al planeta. También da esperanza. El desafío es grande y apremiante en esta década que termina en 2030, la humanidad debe llevar adelante una transformación masiva para mantenerse en línea.
REDACCIÓN: NICOLE VARELA
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