El Gobierno puso a circular para suplir la demanda de las busetas decomisadas a los uniformados, pero todo fue un caos, ya que no había suficientes conductores, ni vehículos; los soldados no conocían bien las rutas.
El Salvador. – El presidente salvadoreño Nayib Bukele, empezó con la confisca de vehículos del transporte público y puso soldados del ejército a conducir las unidades, en respuesta a la demanda de este.
Cabe destacar, que la situación caótica que se vive en el hermano país El Salvador comenzó cuando el mandatario en una cadena nacional de televisión anunció 11 medidas para ayudar a sobrellevar las consecuencias económicas por las alzas en los combustibles atribuibles a la invasión rusa de Ucrania.
Asimismo, una de las medidas es la suspensión temporal por tres meses de un impuesto aplicado al cobro de hidrocarburos, de 0.16 dólares por galón, lo cual según el mismo Gobierno generaba 3.84 millones al mes, por lo que las autoridades añadirán en 90 días, 11.52 millones al hueco fiscal de 1.4 mil millones que ahora tiene.
El gobernante también dijo que el Estado debería encontrar otras formas de pagar ese subsidio al transporte público, que se supone obliga a los transportistas a mantener fijos los precios del pasaje; es decir, el presidente suspendió por tres meses la fuente de ingresos para pagar la donación a los buseros salvadoreños, pero seguirá pagando la subvención, lo cual, por tres meses, añadirá más presión a la deuda pública.
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Por su parte, las molestias en los trabajadores del rubro se hicieron notar rápidamente y pese a la orden del Ejecutivo, incrementaron los precios a los pasajes, por lo que agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), desplegados en las calles de San Salvador empezaron a poner multas a busetas, además de la confiscación de más de 300 unidades.
Acto seguido, la ciudad capitalina vivió una escena usual en estos años de Bukele, la presencia masiva de soldados en las calles. Esta vez, los uniformados estaban al frente de buses que el Gobierno puso a circular para suplir la demanda y de las busetas decomisadas, pero todo fue un caos, ya que no había suficientes conductores, ni vehículos, los soldados no conocían bien las rutas, por lo que miles de salvadoreños que se mueven a diario por el corredor suroccidental de la capital, a la que sirven las rutas confiscadas, se quedaron varados un buen rato.
Visto lo anterior, ante la situación en el vecino país se han encendido varias alarmas debido a que algunos califican como un nuevo despliegue de autoritarismo de Bukele y pocos lo entienden como un anuncio de nuevas medidas confiscatorias.
Redacción: Kenia Sánchez
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