Con un profundo amor por el prójimo , un enorme don de servir, una sensibilidad, y una fe eterna que la caracterizaban, Sor María Rosa Leggol, una mujer que se encargó de dar protección a los más desprotegidos de Honduras y su principal labor en su vida, fue salvar a niños huérfanos y en riesgo social y convertirlos en adultos de bien, niños de los cuales algunos hoy en día son grandes profesionales del país, gracias a su labor que hoy en es una de las Instituciones Humanitarias más grandes del país.
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De un pueblo llamado el Paraíso entre Omoa Y Cortés y de padre de origen extranjero Josef Leggol (francés) e Irene Leggol, Sor María Rosa Leggol, nació el 21 de noviembre de 1926, mientras vivía en Cortés, quedo huérfana a los 5 años de edad y en ese mismo año llegaron las Hermanas Franciscanas el día de su cumpleaños y al verlas y saber a qué se dedicaban ella tomó la decisión de entregar su vida por completo al servicio de Jesús.
En 1966 fundó la Sociedad Amigos de los Niños con apoyo de un grupo de empresarios que conoció mientras trabajaba para una clínica y que inevitablemente identificaron su amor incondicional con el prójimo mientras les planteaba, cada vez que tenía oportunidad su sueño de proteger a los desamparados, sin saber que ese sueño estaría muy cerca después de que varios empresarios del país le bridaran ayuda para poder crear las primeras diez casas hogares ubicadas en la colonia Miraflores de la capital, en las que habitaron de un inicio niños que vivían en la Penitenciaría Central con sus padres.
Hoy en día en las casas hogares han circulado alrededor de 100mil niños y jóvenes a nivel nacional.
Después de haber hecho su primera comunión a los 9 años, evento en el que mencionó en una entrevista haber usado el vestido de bodas de su madre, se fue en busca de las monjas y cuando las encontró estuvo con ellas hasta los 14 años y como acto seguido se involucró a trabajar en la Policlínica, pero fue hasta que ella fue enviada a un convento Milwaukee que se volvió religiosa formalmente.
La mujer que Limpió los puentes de niños pidiendo para comer, que se hizo cargo de los niños abandonados en el Hospital San Felipe, comenzó un nuevo proyecto “Casitas Kennedy” y otras casas hogares más que destruyó el huracán fifí, pero eso no fue motivo para parar, sin embargo muchos años después con la llegada del coronavirus al país la salud de la religiosa, se vio afectada y aun así después de días de atención médica el virus abandonó su organismo, pero después de todo la salud de Sor María Rosa siguió con dificultades hasta provocar su partida, dejando luto en una gran parte del país.
Dios dirigió la vida de la mujer que nunca tuvo dudas de realizar una de las acciones que han beneficiado a Honduras lo recalcaba siempre con su frase “si volviera a nacer mañana, volvería a hacer esta obra»