EEUU- La Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) revocó su autorización de emergencia para el uso de la hidroxicloroquena y del compuesto relacionado, cloroquina, en el tratamiento para tratar el Covid-19.
En una carta, la científica jefa de la FDA, Denise Hinton, dirigida al vicesecretario adjunto de la Autoridad para la Investigación Biomédica Avanzada y Desarrollo (BARDA, en inglés), Gary Disbrow, señala que, con base a datos, como resultados de análisis clínicos, han concluido que es probable que el fármaco “no sea efectivo” frente a la COVID-19.
Asimismo han establecido que “los beneficios potenciales del medicamento para este uso no compensan sus riesgos conocidos y potenciales”.
La FDA explicó que no cree que sea probable que las dosis propuestas de ambos medicamentos produzcan un efecto antiviral. Además, apuntó que los datos recientes no arrojan ninguna prueba de que sean beneficiosos para disminuir la mortalidad entre los pacientes de coronavirus o que ofrezcan alguna otra ventaja, como la reducción de la estancia en el hospital.
La FDA emitió una autorización para uso de urgencia de la cloroquina y de la hidroxicloroquina en marzo para pacientes que estuvieran hospitalizados por la COVID-19 y aquellos que participaran en ensayos clínicos. En abril, el regulador advirtió de que no se prescribieran esos fármacos fuera de los centros médicos.
El jueves, un panel de expertos de los Institutos Nacionales de Salud revisó sus directrices para recomendar específicamente la desautorización del uso de la droga excepto en estudios formales. Trump había impulsado agresivamente el inicio de la droga en las primeras semanas del brote y sorprendió a los profesionales médicos cuando reveló que tomó la droga preventivamente contra la infección.
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La medida significa que los envíos de los medicamentos obtenidos por el gobierno federal ya no se distribuirán a las autoridades sanitarias estatales y locales. Los medicamentos siguen estando disponibles para usos alternativos, por lo que los médicos de EEUU todavía podrían prescribirlos para COVID-19, una práctica conocida como prescripción fuera de etiqueta.
Prohibida en algunos países, fomentada en otros. El mundo está cada vez más dividido ante el uso de la hidroxicloroquina para tratar el nuevo coronavirus, desde la publicación de un cuestionado estudio que considera la molécula ineficaz e incluso nefasta.
Un estudio, publicado el 22 de mayo por la prestigiosa revista The Lancet, que fue realizado con 96,000 personas hospitalizadas por coronavirus en seis continentes, alertaba que el uso de hidroxicloroquina aumentó significativamente el riesgo de muerte de los pacientes.
El reporte concluyó, que las personas tratadas con ese fármaco, eran más propensas a desarrollar arritmias cardíacas potencialmente mortales. De acuerdo a los datos analizados la diferencia entre los pacientes que recibieron los antipalúdicos y los que no los recibieron fue sorprendente: para aquellos que recibieron hidroxicloroquina, hubo un aumento del 34% en el riesgo de mortalidad y un aumento del 137% en el riesgo de arritmias cardíacas graves.
La hidroxicloroquina es un fármaco inmunomodulador que se ha usado desde hace décadas para el tratamiento de la malaria, de ahí que se le considera como un «antimalárico». También es usado para tratar el paludismo, la artritis severa y el lupus.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, el mundo registra 7,936,386 contagios confirmados y 434,879 muertes por Covid-19 en 188 países.