La epidemia del nuevo coronavirus ya deja más de 5.000 muertos en todo el mundo y el número de infectados sigue creciendo, mientras los dirigentes internacionales reaccionan de diferentes maneras ante esta crisis, que obliga a millones de personas a quedarse en sus casas y cambiar radicalmente sus costumbres para evitar el contagio.
Las escuelas, los bares, los museos y otros lugares públicos cierran, las bodas, los partidos de fútbol y los espectáculos se posponen y casi nadie va ya a los funerales. Millones de personas anulan sus viajes y limitan sus desplazamientos y los países se blindan.
Con más de 134.000 personas infectadas y más de 5.040 muertes, la pandemia de la COVID-19 no conoce fronteras ni barreras sociales y afecta cada día a nuevos países y territorios. Entre los contagiados hay también ministros, actores y deportistas de élite.
Es la crisis sanitaria más grave desde hace un siglo.
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